martes, 7 de junio de 2011

Cuando a Dios se le dio por repartir paisajes, tailandia estaba primera en la fila


Hola a todos, acá estoy vivita  y coleando. Perdonen por tantos días de incomunicación. En este momento estamos en el parque nacional de Chituan , en el corazón de Nepal. En Phi Phi no tuvimos Wifi gratis, ni  en Bangkok , ni en el río Kwai,  ni en Katmandú (la capital de Nepal) tampoco. Los costos de internet en los hoteles, cuando tuvimos, eran bastante altos por lo que no me había conectado. Aunque parezca mentira estar en un hotel cuatro estrellas no te brinda ese servicio (es más, lo cobra bastante caro).
Para cerrar la parte libre de nuestro viaje tuvimos "vacaciones" en Phi Phi, Thailandia. Nos sirvió para irnos acostumbrando a la dinámica de un grupo más grande y a volver a estar rodeados de Uruguayos y a acordarnos que ya no podemos gritar ni decir cualquier disparate por la calle con total impunidad. Literalmente copamos la isla de uruguayos.
Phi Phi es una Isla chiquita, que podés caminar de punta a punta, con calles angostas y de adoquines. Sólo andan bicicletas y carros por las calles. Después de una semana de estar allí nos resultó raro volver a ver autos y motos.
Esta isla fue una de las islas de Tailandia más golpeadas por el Tsunami en 2004 junto con Phuket y otras islas menos conocidas. Se ve que la posibilidad de que pasen este tipo de catástrofes bastante alta, por lo que actualmente hay carteles por todos lados que señalan la ruta de evacuación para estos casos.
Desde las escaleras de evacuación se puede llegar a los view point, donde se tiene una vista panorámica de la isla preciosa y se puede ver la isla “dibujada” desde arriba.
Con los días les fui tomando cariño a los tailandeses, que al principio me calleron bastante mal. Veníamos acostumbrados a que nos trataran como reyes, sobre todo en Vietnam y Camboya (a veces hasta con exceso de amabilidad) y el cambio se sintió. Los tailandeses son mucho menos simpáticos que los vietnamitas o los camboyanos. Muchas veces me dió la sensación de que están cansados de los turistas. Con el grupo que me quedé en Phi Phi tuvimos  un incidente apenas llegamos, ya que no veníamos con alojamiento reservado sino que llegamos a regatear el alojamiento. En el primer alojamiento que estuvimos no pudimos hacernos entender y la señora que nos atendió primero nos dijo que sí y luego, una vez que ya habíamos dejado las valijas, nos echó. Al grito de "check out, check out" , "I have better people than you" nos hizo desalojar el hostel.
Por suerte conseguimos otro lugar cercano y más lindo a un buen precio y la dueña del hostel era una crá.

La primera impresión de la playa fue un poco decepcionante, ya que  bajamos a la más cercana, cerca del centro de la ciudad. Esa playa no sólo que es demasiado llana y hay que meterse mucho para que el agua te llegue a la cintura, sino que aque sedemás está bastante mugrienta, ya que la mayoría de los boliches están en esa playa y la gente es bastante sucia.  Aún así cuando se habla de belleza en tailandia todo es muy relativo. La playa más fea de tailandia le pasa el trapito a cualquier playa Uruguya,je.









Particularmente una  de las playas que más me gustó fue Long beach. No soy muy buena para la descripción de paísajes, así que les pongo una foto para que se imaginen de que hablo. Eso si, la caminata hasta esa playa era agotadora, por lo que fuí una vez en toda nuestra estadía.
Un día hicimos un tour que se conoce como el tour de las siete islas. Salimos por la mañana y volvimos de noche; visitando las islas más conocidas y parando para hacer snorkel en algunos lugares. Una de las islas es muy conocida porque ahí se filmó la película La Playa, de Dicaprio. La playa se llama Maya beach y la llegada y la salida de la isla merecerían un mail aparte porque estuvieron bastante complicadas.


 Para llegar a la isla hay necesariamente que nadar porque la corriente sobre la costa es tan fuerte que los barcos no se pueden arrimar. La corriente te revienta contra las rocas. Ahí me gané otros moretones. De todas maneras vale la pena la travesía ya que la playa es espectacular. Me hubiera gustado que hubiese estado vacía o con poca gente. No pudo ser porque éramos como doscientos.
Otra isla espectacular, y que daba para quedarse es la isla Bamboo, a la que fuimos en kayak desde el barco. Estuvimos apenas unos segundos en esa isla increíble con un agua hiper transparente y una arena super blanca.  Daban muchas ganas de quedarse, por lo menos a pasar el día.
La noche y la joda en Phi Phi está muy buena, aunque como en todos los países que hemos visitado hasta ahora, termina temprano. Hay una serie de boliches en la playa que están muy buenos, aunque dejan una mugre interesante en la orilla que nunca termina de limpiarse. En Phi Phi salimos casi todos los días por lo que repuntamos en lo que se refiere a salidas nocturnas, donde veníamos bastante flojitos.
En la noche se ve de toooodo, hay muchos travestis (conocidos también como lady boys), prostitutas y extranjeros de todas partes. Se ve que por lo menos en ese mercado se cumple la ley de Say,je.

Lo que vimos en Phi Phi fue sólo cosa de niños comparado con lo que se ve en Phuket, otra isla de Tailandia, donde el comercio sexual está salado. Estuvimos unas pocas horas en esa isla, apenas pudimos ir a la playa a ver el atardecer y luego salimos de noche a cenar y a conocer su “movida” nocturna. Existe una calle, algo asi como la zona roja Tailandesa, en donde encontrás de todo: mujeres bailando en  los caños de casi todos los bares, porno shows, sex shops , travestis, prostitutas, etc. (como diría papá “ está como para aprontar el mate, la silla plegable e ir a sentarse a contemplar ese espectáculo”). Obviamente si bien es algo “pintoresco” tiene su costado dramático, cuestionable ,y no se hasta que punto, ilegal.

En Phuket estuvimos sólo un día y de ahí volamos a Bangkok, ciudad donde ingresabamos al grupo de viaje y abandonabamos la modalidad libre.
El cambio en la manera de vivir el viaje ha sido bastante drástico. Pasamos de quedarnos en hostels, con habitaciones a veces de 9 camas, a veces con un colchón tan finito que se sentían las tablas, a hoteles de lujo con baño privado, camas inmensas y super cómodas, piscina, desayunos buffet y toda una serie de comodidades que no teníamos.
Pasamos de quedarnos en hostels que estaban en unos callejones que nadie conocía a hoteles tan importantes como el Twin Towers  en Bangkok, que figura en el mapa turístico de la ciudad.
A pesar de toda esa comodidad, de la que estamos disfrutando, sigo reivindicando la parte libre como sumamente recomendable. Más allá del ahorro que implica, lo recomiendo como manera de conocer y de vivir el viaje. La interacción con la gente, la forma de moverte, los lugares donde te quedas, te permiten conocer mejor las distintas realidades que visitas. Además, hablabamos con una amiga que el hecho de tanta comidad te achancha, te dan menos ganas de salir del aire acondicionado del hotel, o de la piscina.
En Bangkok, nos pasó un poco eso. Nos quedamos varias tardes en la piscina del hotel haciendo la plancha. Hicimos los paseos turísticos, visitando los principales templos, el palacio real y alguna cosa más y en los días libres fuimos a recorrer mercados locales. Fuimos a un mercado de fin de semana muy bueno, con una variedad enorme de cosas; fue muy disfrutable, más aún porque yo al menos no tenía ninguna expectativa al respecto y estaba bastante harta de los mercados donde se repetían las mismas chucherías muchas veces.
Bangkok resultó ser una ciudad bastante sucia, con un sistema de alcantarillas, que no se si funciona, pero que emana un olor horrible y con bastante mugre en las calles. Fue la ciudad donde menos caminamos y donde más ratas vimos (esa fue la razón principal para no optar por andar a pie). Además estos simpáticos animalitos lejos de huir de nosotros caminaban lo más panchos por las calles, incluso en pleno día. Es más, en la piscina del hotel, que era un verdadero lujo, apareció una rata que no pudimos corretear ni siquiera a chancletazos. Tuvo que venir una persona del hotel a sacarla pero lejos de matarla la agarró con un pañuelo y la deposito entre las plantitas, lejos de los uruguayos.

Desde Bangkok hicimos una escapada de dos días al río Kwai, que se las cuento en el proximo mail.

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