Desde Hoian volvimos a Danang para tomarnos otro avión low cost hacia Nha Trang. El vuelo era muy corto, duraba poco más de una hora. Nos tocó un avión bastante viejo, de esos que tienen hélice en vez de turbina (eso nos explicó Nacho, el hombre del grupo). Fer, la más aflijida por la situación dijo, " ese avión me hace acordar a la avioneta de las termas de Guabiyú", estaba toda asustadala pobre. A mi me tocó el primer asiento, sobre la salida de emergencia, situación que ponía muy nervioso al azafato, que nos indicaba una y otra vez que no fueramos a tocar la puerta de emergencia. Para darle más adrenalina al vuelo, el avión estaba lleno de mosquitos, que no se iban a pesar de que nos habíamos bañado en repelente.
Por suerte, y a pesar de todas las previsiones fatalistas, el vuelo fue bárbaro, sin turbulencia y super despejado. El día estaba espectacular y a medida que se acercaba el aterrizaje ibamos teniendo una vista espectacular de las distintas islitas y playas cercanas, con los distintos tonos del agua, más azul, más verdoso.
En Nha Trang, si bien hacía calor, el clima me resultó mucho más soportable, porque era un calor más de balneario ya que estabamos al lado del mar de la China. Nha Tra ng es una ciudad costera que se nota que está creciendo y que se está convirtiendo en un balneario de lujo. Hay muchos ressorts y hoteles de lujo y se están construyendo más.
El día que llegamos al hotel, después de una siesta reparadora nos fuimos a conocer la playa que quedaba cerca del hotel. La playa de Nha Trang es muy linda pero sufrimos el acoso de varios locales queriendonos vender de todo, chucherías, comida, bebida, todo.
Al día siguiente decidimos contratar un tour a las islas cercanas. Nos decidimos por el más barato, 6 usd. El tour tocaba 4 islas en las que teníamos distintas "actividades": snorkel, deportes acuáticos, floating bar, visita a un acuario .Salía temprano en la mañana y volvía en la tarde.El barco se llamaba Mamá LIna. Estuvo genial porque nos permitió interactuar con Chinos y Vietnamitas, que eran mayoría en el paseo.
Esta vez también hicimos snorkel y por suerte vimos muchos peces de distintos colores y formas y corales muy lindos. Por suerte tuve mi revancha con la tirada desde el barco y con todo el miedo del mundo me tiré al agua desde el techo del barco. Como caí de cola, apoyando todo el peso en una de mis piernas, ahora tengo señor machucón en la pierna derecha, je.
Al principio nosotros eramos "los gringos" y ellos eran los vietnamitas. Así transcurrieron las primeras horas. El almuerzo fue a bordo; las sillas se convirtieron en partes de una mesa que ocupaba la mayoría de la cubierta del barco.Todavía no entendemos como la comida no se volcaba con el barco bamboleandose por las olas.
Después del almuerzo venía el karaoke; a decir verdad, ninguno de nosotros le tenía mucha fe. Menos fe aún cuando uno de la tripulación trajo una guitarra eléctrica y otro una batería casera, hecha con tachos de plástico y tapas de ollas de cocina.Entonces el guía empezó a preguntar de donde eramos. Cuando dijimos Uruguay entonces dijo que iba a cantar una canción en español y ahí empezó el descontrol ; con "para bailar la bamba" empezamos todos a subirnos en el mini escenario del barco, cantando, saltando y bailando, todos mezclados. Habían un par de veteranos vietnamitas que cantaban desacatados "pera bailaera la bemba" y se contorneaban,eran un show.
Así cantamos en inglés (dado que también había una alemana en el barco), en español y en vietnamita (bahh, supongo yo que era vietnamita). De eso ya hace varios días y todavía seguimos cantando "vietnam, ho chi minh, vietnam ho chi minh".
Ya de tarde estabamos totalmete integrados al resto del barco, fuimos convidados con un vino dulzón, y con otras cosas que habían traído. Porque otra cosa que tienen los vietnamitas es que comen a toda hora, a la hora de haber almorzado ya estaban picoteando algo.
Al final nos sacamos fotos todos juntos, estuvo muy lindo.
El último día en Nha Trang, alquilamos unas reposeras que pertenecían a un restaurant que daba a la playa. Esto nos daba acceso a una "playa privada", que en realidad no era privada, pero podías evitar el acoso de los vendedores. Por unos 35.000 dongs( unos 35 pesos uruguayos) teníamos las reposeras todo el día y podíamos hacer uso de la piscina del hotel y los baños. Ese día nos bañamos en la playa, divina también, e hicimos para sailing.
Para irnos a Ho Chi minh incursionamos en el transporte terrestre: un bus cama, pero no el bus cama de EGA, era cama cama, una camita angosta, hecha con tamaño vietnamita, o sea, no podía estirar mucho las patas. Ya de entrada era muy raro todo, porque te subías y tenías que embolsar los zapatos y quedarte descalzo para poder caminar adentro del bus.
El bus tenía dos niveles de camas e incluía almohada y mantita. El chofer de el ómnibus manejaba como todo vietnamita, frenando y acelerando continuamente y a bocinazo limpio. Las que iban con la visión del copiloto no la pasaron muy bien, porque veían como el chofer rebasaba sin ningún problema, en cualquier momento y sin acelerar. Fernanda prometió ofrendar un mango en un altar si salíamos vivas de la travesía. Ayer cumplió, hay fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario