miércoles, 22 de junio de 2011

INDIA: MITO Y REALIDAD


VARANASI.
Realidad: el calor. Tuvimos durante toda la estadía temperaturas que pisaban o sobrepasaban los 40 grados. Cuando me bajé del avión al mediodía, en esa pista desierta, sentí estar dentro de un secador de peluquería gigante, con un viento caliente que me daba en la cara, que me sofocaba. Sabía que India no iba a ser fácil para mí.
Nuestro primer destino fue Varanasi, ciudad sagrada  para los indios (o indúes, todavía no me queda claro) y ubicada a orillas del ganges. Fue lo más chocante que pude ver de este país. Contribuyó a ello que fue el primer destino que visitamos . De todos modos me quedé con gusto a poco ya que solo estuvimos una tarde y una mañana allí.
El día que llegamos pudimos pasear  algunas cuadras en una especie de tuk tuks, que en realidad eran unas bicicletas acondicionadas con asientos en la parte de atrás, conducidas por unos hombrecitos, muy escualidos.
El hecho de usar la tracción humana no me hacía mucha gracia, pero decidí subirme igual porque el paseo ya estaba pago por la agencia. La cuidad, y el transito son bastante caóticos, muchas vacas  y gente caminando por la calle, perros recontraflacos, carros, bicis, motos, todo mezclado.
Nos levantamos muy temprano en la mañana, antes de las cuatro. El amanecer en Varanasi, con la ciudad despertando, cuando el sol todavía no había terminado de salir fue movilizante. Se podía decir que la temperatura era agradable (para lo que suele ser  el resto del día) y además corría una brisita porque estabamos frente al río Ganges. Vimos como mucha gente se bañaba o se mojaba, o tomaba de esa agua pues , a su entender, los purifica. Nos explicaban que Ganges significa  diosa del cielo; para los hindúes ella es quien baja al río  a buscar el alma de los que murieron.
Pudimos ver las cremaciones que se hacen en la orilla. Transcurrían como algo totalmente natural, que no llamaba la atención a nadie, como si fuera otra actividad más. Apenas un grupo de familiares que esperaba mientras los cuerpos se cremaban. Las cenizas son arrojadas luego al Ganges.
 También nos contaban que los indúes deben ir por lo menos una vez en la vida al Ganges, si está dentro de sus posibilidades. Hay muchas casas de huéspedes  en las cercanías del río para que la gente se quede, pues viene gente desde todo el país.
La religión hindú me resultó una mezcla de fantasía y sentido común, de creencia y de adaptación de la creencia a lo que ellos desean. Por ejemplo, cuando un niño nace los sacerdotes examinan los astros para predecir el futuro del niño. Si pronostican problemas  dicen frases sagradas hacen ofrendas para poder evitar o solucionar esos problemas.

Me llamó la atención el hecho de que a mujeres y niños no los creman porque sostienen que los niños no tienen religión y las mujeres embarazas (por llevar un niño) tampoco. Los tiran al río directamente sin ser cremados.
 Con respecto a que sensación me dejó India en general... creo que las expectativas influyeron bastante en mi percepción. Yo me esperaba algo aún peor, un lugar super movilizador, chocante.  Eso me pasó en Varanasi pero no tanto en el resto de los destinos que visitamos.Me encontré con una realidad en transformación. Pensé que en India iba a ver una pobreza devastadora, un caos total en las calles, y sin embargo, si bien hay mucha pobreza no fue tan distinta ni tan diferente a la que pudimos ver en Nepal o en Camboya o hasta en Vietnam. Quizá vi más niños trabajando o pidiendo. Lo que más me asombró fue la desigualdad. Hay ciudades como Delhi muy desarrolladas, con gente con mucho dinero, con tremendas autopistas, zonas comerciales, transito ordenado, un aeropuerto imponente y todo lo esperable de una gran ciudad.
Quizá también sea porque siempre estoy comparando en mi cabeza con Uruguay y la pobreza y la miseria no es algo ajeno a nuestro país y en cierta medida uno se “acostumbra” a ver situaciones horribles por más que las deteste. No me asombro  tanto  ver una mujer pidiendo con un niño en brazos o un viejito tirado en alguna esquina, inmutable. Quizá porque ya lo he visto en mi propio país y lo vi también en Camboya y en Nepal.

TURISMO “AVENTURA”: CHITWAN Y POKKARA.



En el camino hacia Chitwan nos detuvimos e hicimos rafting(aclaro que todos en mi bote éramos principiantes). Antes de subirnos a cada bote recibimos las instrucciones: que significaba cada orden, como agarrar los remos, como  sentarnos, que hacer en caso de que el bote se de vuelta o se caiga alguno, etc. El rafting duró 3 horas pero se pasó volando. El instructor era un crá, conocía el río a la perfección, y además se notaba que disfrutaba su trabajo. Para alegría mía (y disgusto del resto) no nos dimos vuelta ni nos caímos fuera del bote. Al final del recorrido ibamos cantando canciones y agitando los remos en el aire, estuvo muy bueno.
Después de eso fuimos al hotel, un hotel mediano, muy lindo. Por lo que se veía, el pueblito depende mucho del turismo, ya que vimos gran cantidad de hoteles en relación al tamaño del pueblito. Por las calles circulaban en igual proporción vehículos y elefantes. Caminamos hasta la orilla del río que quedaba a unas cuadras del hotel y llegamos para ver un  atardecer, pudimos ver incluso un elefante tomando un baño mientras se ocultaba el sol, uno de los tantos que veríamos en Chitwan.
Al día siguiente nos “internamos” en la jungla, dentro del mismo parque, en una parte donde la vegetación es bastante espesa, todo esto a lomo de elefante. Yo iba con Mauge, Nacho y Fer sentados en una especie de canasto colocado sobre el lomo del animal con los pies colgando. Un guía le daba instrucciones al elefante que a nosotros nos resultaban totalmente incomprensibles pero que el animal cumplía a la perfección.
 La inteligencia de estos animales es increíble, por ejemplo cortaba ramas y las usaba a modo de abanico para auyentar a los insectos, para comer vegetación sin tierra, arrancaba pastos y luego los agitaba con la trompa hasta sacarles toda la tierra. Pudimos ver rinocerontes, ciervos y monos (siempre el guía lo vía primero y no indicaba donde mirar), siempre con el sonido de fondo de la selva. Cruzamos incluso un riachuelo donde había un cocodrilo.
 El “safari” fue un  disfrute total, salvo por el acecho de toda clase de insectos (desde los conocidos tábanos hasta otros que no tengo ni  idea), que nos molestaron un poco en el paseo.
Ese mismo día nos bañamos con los elefantes en el río, previa subida “en pelo”; yo estaba en la gloria, tal es así que me subí 2 veces.  Es increíble como esa mole de no se cuantos kilos se echa para que puedas subir y se levanta suavemente. Son animales súper dóciles y adiestrados prácticamente desde que nacen, y por los visto les encanta el agua.
Además anduvimos en canoa- si se le puede llamar así a un tronco aguecado con unos banquitos adentro-. El que guíaba el bote iba ´parado o en cuclillas en la popa de la precaria embarcación. Tenía tan poca estabilidad que cada vez que el hombre remaba parecía que nos ibamos a dar vuelta. No llegamos a ver cocodrilos pero otro grupito que viajaba en otra canoa, tuvo un encuentro cercano con un cocodrilo que quedó para el recuerdo.
Otro paseo que hicimos dentro del parque fue la visita a un criadero de elefantes. Aquí se reproducen y se crían elefantes con el fin de generar “mano de obra” animal para trabajar en parques nacionales y otras actividades; básicamente hay hembras con sus crías, ya que los machos necesarios para la reproducción son salvajes y se acercan al criadero a “realizar su trabajo” y luego se van. Pudimos ver un elefante bebé de 29 días y elefantitos de 3 años muy pero muy lindos.
Perdonen si los aburrí hablando de la fauna de Nepal pero soy bastante bichera.
Del parque nacional de Chitwan nos fuimos a Pokkara para hacer el trekking (que sería algo así como caminata en español) en la montaña y pasar la noche allí. Ya desde la llegada a la ciudad  pudimos ver montañas altísimas
El guía nos explicaba que para ellos montañas son solo  las elevaciones que tienen picos nevados. Es que en este país chiquito están 8 de los 14 picos más grandes del mundo. Para nosotros el más insignificante de sus picos nos parecía una tremenda montaña.

El trekking fue intenso; al principio fueron escaleras y caminos medianamente empinados pero luego se puso más complicado, sobre todo porque el cansancio nos iba ganando. La vista se iba poniendo cada vez mejor. Aunque parezca mentira, vivía bastante gente en todo el trayecto que hicimos. Los niños se nos acercaban a saludarnos, a pedirnos que les sacaramos fotos o que les regalaramos lapiceras o caramelos. Es increíble la capacidad de la gente de adaptarse a vivir en lugares tan inóspitos como este.
 Subimos más de 700 metros en un poco más de 2 horas.
El cansancio y la fatiga valieron la pena; pasamos la noche en la montaña, durmiendo en  carpas y al otro día nos levantamos bien temprano para ver el amanecer y poder contemplar los picos nevados.
Un dato que me impacto es que Nepal es el segundo país con mayor cantidad de agua dulce del mundo después de Brasil….El potencial de este país en cuanto a recursos naturales (y a actividad turística) me dejó de boca abierta. Llama la atención como tanta riqueza en cuanto a recursos y tanta pobreza puedan convivir al mismo tiempo.


jueves, 16 de junio de 2011

NEPAL…UNA POSTAL DESCONOCIDA



KATMANDÚ.

Nepal era uno de los países sobre los que tenía menos preconceptos, me lo imaginaba similar a india, pero nada más. Es pequeño y sin salida al mar pero sin dudas me resultó fascinante. Los recorridos internos de Nepal los hicimos en ómnibus, que si bien fue muy cansador nos permitió contemplar todo desde tierra. La multiplicidad de paísajes, con la montaña siempre presente, es imponente. Infinidad de tonos de verde, cosechas, ríos quebrados y sinuosos,  hicieron que los viajes de carretera me mantuvieran hipnotizada contra la ventana, deslumbrada, sacando fotos. Lo único que empañó el viaje fue la ruta angosta y  al borde del precipicio y la manera de conducir de los nepalíes que no desentonan con la forma de manejar de los asiáticos en gral. Por como manejan pareciera que no tienen apego a la vida o que está en su destino morir o no y que no depende de la manera suicida de manejar.
Vimos varios vehículos chocados o volcados al costado de la carretera, lo que contribuía a aumentar nuestro nerviosismo.
Llegamos a la capital del país desde Bangkok. El aeropuerto era bastante precario, las escaleras mecánicas estaban apagadas, incluso en un momento se cortó la luz. La visa la tramitamos ahí mismo. Ya desde el aeropuerto nos dimos cuenta que el olor a transpiración de los tipos está salado. Evidentemente no usan desodorante, pero además creemos que el olor se agudiza por lo que comen, todo picante y especiado. La ciudad está  entre las montañas, en el valle de Katmandú. Nos explicó el guía que la ciudad crece aceleradamente, más que otras regiones; lo pudimos ver, la ciudad se expande hacia los costados de la montaña. Había montones de casas y edificios en construcción, todos ellos muy precarios, sostenidos por cañas de bambú.
Nepal, al igual que Camboya o Vietnam han tenido conflictos armados bastante recientes. Hasta 2007 existió una monarquía absoluta que termino desencadenando una guerra civil. Actualmente están en una etapa de transición, con una constitución provisoria  y en la espera de elecciones democráticas. Nos explicaron que esa era una de las razones de tanta pobreza.
Llama la atención que ni siquiera los edificios principales, como los de gobierno, son ostentosos. Pasamos por varios ministerios y hasta por la que había sido una residencia real, que no aparentaban serlo.
Se ve mucha menos gente cocinando en la calle, si lo comparo con Thailandia o con cualquiera de los países anteriores por lo que el olor a comida en las calles es mucho menor.
La religión está muy presente en todos los aspectos de la vida. En este país hay una fusión importante de las dos religiones principales, induísmo y budismo.
El budismo, nos explicaron, es más una filosofía que una religión. Buda creía en la purificación del cuerpo, mente y espíritu a través de varios caminos, entre ellos la meditación. Es decir, Buda se fue transformando en una especie de deidad con el paso del tiempo, a la cual sus fieles llevan ofrendas y rezan pero en realidad el no quería que lo vieran de ese modo, no como un dios.
El induísmo en cambio tiene dioses por exceso: 33 millones. Nos explicaban que hasta hay un dios de la marihuana. Sin embargo hay 3 dioses principales, Brhama, Bishnu y Shiva, dioses de la creación, la protección y la destrucción, respectivamente. Los nombres los terminamos aprendiendo por cansancio ya que hay muchos templos dedicados en su honor.
El guía nos explicaba que budismo e induísmo tienen varios puntos en común con el induísmo, por ejemplo ambas religiones creen en la reencarnación. También nos decía que mucha gente en Nepal era budista e induísta a la vez, que Nepal era una mezcla de pueblos y que había logrado convivir mezclando elementos de las distintas religiones y culturas.
Una tradición muestra de ello es el caso de la diosa niña,
Ella es elegida dentro de un grupo de niñas pre-seleccionadas  por su belleza y otras características por sus padres. La manera de elección a cualquier occidental le resultaría cruel: parece que las meten en un cuarto con cosas horribles y la que menos se asusta es la que resultará “electa” para que la diosa haga usufructo de su cuerpo durante unos años (hasta la primera menstruación de la niña).
La niña candidata debe ser budista en su niñez pero la diosa que se apodera del cuerpo de la niña es hindú, loco no?.  Durante el tiempo que la niña sea diosa viviente debe vivir en un palacio y no puede salir salvo ocasiones especiales, aunque su familia puede entrar a visitarla y estar con ella. Nosotros tuvimos la oportunidad de entrar al palacio y verla aunque nos prohibieron sacarle fotos.
Cuando la diosa abondona el cuerpo de una niña y se va a otro, la ex diosa viviente puede hacer vida normal, volver a su casa, casarse, etc (aunque a nosotros nos resulta dificil creer que una niña pueda ser muy normal luego de haber pasado la niñez encerrada y “poseída” por una diosa).

De Katmandú nos fuimos al parque nacional de Chitwan, el parque más grande de Nepal. Fueron dos días intensos pero sumamente disfrutables. Bueno, en breve les cuento más.

martes, 7 de junio de 2011

Cuando a Dios se le dio por repartir paisajes, tailandia estaba primera en la fila


Hola a todos, acá estoy vivita  y coleando. Perdonen por tantos días de incomunicación. En este momento estamos en el parque nacional de Chituan , en el corazón de Nepal. En Phi Phi no tuvimos Wifi gratis, ni  en Bangkok , ni en el río Kwai,  ni en Katmandú (la capital de Nepal) tampoco. Los costos de internet en los hoteles, cuando tuvimos, eran bastante altos por lo que no me había conectado. Aunque parezca mentira estar en un hotel cuatro estrellas no te brinda ese servicio (es más, lo cobra bastante caro).
Para cerrar la parte libre de nuestro viaje tuvimos "vacaciones" en Phi Phi, Thailandia. Nos sirvió para irnos acostumbrando a la dinámica de un grupo más grande y a volver a estar rodeados de Uruguayos y a acordarnos que ya no podemos gritar ni decir cualquier disparate por la calle con total impunidad. Literalmente copamos la isla de uruguayos.
Phi Phi es una Isla chiquita, que podés caminar de punta a punta, con calles angostas y de adoquines. Sólo andan bicicletas y carros por las calles. Después de una semana de estar allí nos resultó raro volver a ver autos y motos.
Esta isla fue una de las islas de Tailandia más golpeadas por el Tsunami en 2004 junto con Phuket y otras islas menos conocidas. Se ve que la posibilidad de que pasen este tipo de catástrofes bastante alta, por lo que actualmente hay carteles por todos lados que señalan la ruta de evacuación para estos casos.
Desde las escaleras de evacuación se puede llegar a los view point, donde se tiene una vista panorámica de la isla preciosa y se puede ver la isla “dibujada” desde arriba.
Con los días les fui tomando cariño a los tailandeses, que al principio me calleron bastante mal. Veníamos acostumbrados a que nos trataran como reyes, sobre todo en Vietnam y Camboya (a veces hasta con exceso de amabilidad) y el cambio se sintió. Los tailandeses son mucho menos simpáticos que los vietnamitas o los camboyanos. Muchas veces me dió la sensación de que están cansados de los turistas. Con el grupo que me quedé en Phi Phi tuvimos  un incidente apenas llegamos, ya que no veníamos con alojamiento reservado sino que llegamos a regatear el alojamiento. En el primer alojamiento que estuvimos no pudimos hacernos entender y la señora que nos atendió primero nos dijo que sí y luego, una vez que ya habíamos dejado las valijas, nos echó. Al grito de "check out, check out" , "I have better people than you" nos hizo desalojar el hostel.
Por suerte conseguimos otro lugar cercano y más lindo a un buen precio y la dueña del hostel era una crá.

La primera impresión de la playa fue un poco decepcionante, ya que  bajamos a la más cercana, cerca del centro de la ciudad. Esa playa no sólo que es demasiado llana y hay que meterse mucho para que el agua te llegue a la cintura, sino que aque sedemás está bastante mugrienta, ya que la mayoría de los boliches están en esa playa y la gente es bastante sucia.  Aún así cuando se habla de belleza en tailandia todo es muy relativo. La playa más fea de tailandia le pasa el trapito a cualquier playa Uruguya,je.









Particularmente una  de las playas que más me gustó fue Long beach. No soy muy buena para la descripción de paísajes, así que les pongo una foto para que se imaginen de que hablo. Eso si, la caminata hasta esa playa era agotadora, por lo que fuí una vez en toda nuestra estadía.
Un día hicimos un tour que se conoce como el tour de las siete islas. Salimos por la mañana y volvimos de noche; visitando las islas más conocidas y parando para hacer snorkel en algunos lugares. Una de las islas es muy conocida porque ahí se filmó la película La Playa, de Dicaprio. La playa se llama Maya beach y la llegada y la salida de la isla merecerían un mail aparte porque estuvieron bastante complicadas.


 Para llegar a la isla hay necesariamente que nadar porque la corriente sobre la costa es tan fuerte que los barcos no se pueden arrimar. La corriente te revienta contra las rocas. Ahí me gané otros moretones. De todas maneras vale la pena la travesía ya que la playa es espectacular. Me hubiera gustado que hubiese estado vacía o con poca gente. No pudo ser porque éramos como doscientos.
Otra isla espectacular, y que daba para quedarse es la isla Bamboo, a la que fuimos en kayak desde el barco. Estuvimos apenas unos segundos en esa isla increíble con un agua hiper transparente y una arena super blanca.  Daban muchas ganas de quedarse, por lo menos a pasar el día.
La noche y la joda en Phi Phi está muy buena, aunque como en todos los países que hemos visitado hasta ahora, termina temprano. Hay una serie de boliches en la playa que están muy buenos, aunque dejan una mugre interesante en la orilla que nunca termina de limpiarse. En Phi Phi salimos casi todos los días por lo que repuntamos en lo que se refiere a salidas nocturnas, donde veníamos bastante flojitos.
En la noche se ve de toooodo, hay muchos travestis (conocidos también como lady boys), prostitutas y extranjeros de todas partes. Se ve que por lo menos en ese mercado se cumple la ley de Say,je.

Lo que vimos en Phi Phi fue sólo cosa de niños comparado con lo que se ve en Phuket, otra isla de Tailandia, donde el comercio sexual está salado. Estuvimos unas pocas horas en esa isla, apenas pudimos ir a la playa a ver el atardecer y luego salimos de noche a cenar y a conocer su “movida” nocturna. Existe una calle, algo asi como la zona roja Tailandesa, en donde encontrás de todo: mujeres bailando en  los caños de casi todos los bares, porno shows, sex shops , travestis, prostitutas, etc. (como diría papá “ está como para aprontar el mate, la silla plegable e ir a sentarse a contemplar ese espectáculo”). Obviamente si bien es algo “pintoresco” tiene su costado dramático, cuestionable ,y no se hasta que punto, ilegal.

En Phuket estuvimos sólo un día y de ahí volamos a Bangkok, ciudad donde ingresabamos al grupo de viaje y abandonabamos la modalidad libre.
El cambio en la manera de vivir el viaje ha sido bastante drástico. Pasamos de quedarnos en hostels, con habitaciones a veces de 9 camas, a veces con un colchón tan finito que se sentían las tablas, a hoteles de lujo con baño privado, camas inmensas y super cómodas, piscina, desayunos buffet y toda una serie de comodidades que no teníamos.
Pasamos de quedarnos en hostels que estaban en unos callejones que nadie conocía a hoteles tan importantes como el Twin Towers  en Bangkok, que figura en el mapa turístico de la ciudad.
A pesar de toda esa comodidad, de la que estamos disfrutando, sigo reivindicando la parte libre como sumamente recomendable. Más allá del ahorro que implica, lo recomiendo como manera de conocer y de vivir el viaje. La interacción con la gente, la forma de moverte, los lugares donde te quedas, te permiten conocer mejor las distintas realidades que visitas. Además, hablabamos con una amiga que el hecho de tanta comidad te achancha, te dan menos ganas de salir del aire acondicionado del hotel, o de la piscina.
En Bangkok, nos pasó un poco eso. Nos quedamos varias tardes en la piscina del hotel haciendo la plancha. Hicimos los paseos turísticos, visitando los principales templos, el palacio real y alguna cosa más y en los días libres fuimos a recorrer mercados locales. Fuimos a un mercado de fin de semana muy bueno, con una variedad enorme de cosas; fue muy disfrutable, más aún porque yo al menos no tenía ninguna expectativa al respecto y estaba bastante harta de los mercados donde se repetían las mismas chucherías muchas veces.
Bangkok resultó ser una ciudad bastante sucia, con un sistema de alcantarillas, que no se si funciona, pero que emana un olor horrible y con bastante mugre en las calles. Fue la ciudad donde menos caminamos y donde más ratas vimos (esa fue la razón principal para no optar por andar a pie). Además estos simpáticos animalitos lejos de huir de nosotros caminaban lo más panchos por las calles, incluso en pleno día. Es más, en la piscina del hotel, que era un verdadero lujo, apareció una rata que no pudimos corretear ni siquiera a chancletazos. Tuvo que venir una persona del hotel a sacarla pero lejos de matarla la agarró con un pañuelo y la deposito entre las plantitas, lejos de los uruguayos.

Desde Bangkok hicimos una escapada de dos días al río Kwai, que se las cuento en el proximo mail.