Esa mezcla se refleja en la arquitectura, en la religión, en la comida, en todo.Podés encontrar construcciones y monumentos de todo tipo, desde mezquitas, iglesias cristianas, ortodoxas y católicas, construcciones greco-romanas, otomanas y más. Incluso llegamos a ver un obelisco que había sido traído desde egipto y que está en el centro de la ciudad. Nosotros habíamos estado en el lugar original del obelisco donde había una réplica y ahora lo habíamos encontrado fuera de su país.
Tuvimos una guía que era una fenómena, una de las mejores que tuvimos; su nombre no me lo pude aprender ni por cansancio, se llamaba algo así como "Buryum", era turca, nacida en Ankara, la capital turca, pero vivía en Estambul y era de religión musulmana. Cuando tuvimos oportunidad de preguntarle cosas sobre la religión nos aclaró varias cosas sobre el islám, sus principios y las costumbres que se asocian con él. Creo que nuestra mirada occidental, o al menos la mía, es , o era, mucho más prejuiciosa de lo que el mundo islámico es en realidad.
La noche está muy buena también. Hay muchos bolichitos callejeros,y además la gente se reúne en la calle, en la plaza o la rambla a tomar algo.
Casi sin darnos cuenta a medida que nos ibamos acercando a occidente, iban apareciendo cosas que habíamos dejado de utilizar y hasta de extrañar como por ejemplo, las sábanas de arriba o el videt. En toda Asia no se usaban, así como en gran parte de Asia tampoco se usan los cuchillos a la hora de comer y tenes que arreglártelas con un tenedor y una cuchara.
La comida se fue pareciendo más a la nuestra, por ejemplo en Turquía vimos volver al viejo y querido pan flauta,a las milanesas y a un montón de comida callejera que tenía flor de pinta, como los kebaps, lemenyunes, jugos recién exprimidos, biscochos, dulces, y más.
Fue una de las primeras veces que comimos en la calle sin miedo, sentados en una especie de rotisería callejera, donde solo había un par de mesas afuera. Se come de todo y mucho más barato que en cualquier restaurant o mc donalds.
Es una ciudad muy segura, tanto que nos animamos a salir con una amiga de noche y nos encontramos un montón de gente que se reunía en la costa, en unos bolichitos o simplemente sentados al borde del agua. Hasta nos perdimos de vuelta al hotel pero no nos dió miedo ninguno.
Nos dijeron que tuvieramos cuidado con los turcos, que solían meterse con las mujeres pero la verdad es que resultaron ser mucho más respetuosos que los egipcios, en ningún momento nos sentimos incómodas. En varias oportunidades nos ayudaron, por ejemplo para tomar el metro cuando necesitabamos volver al hotel. Muchos son re futboleros, cuando Nacho se puso un día la camiseta del Fenerbache no había vendedor o persona en la calle que no le dijera algo y cuando le nombrabamos Uruguay varios nos decían "Forlán", "Lugano".
Estambul fue uno de los destinos que más disfruté con el grupo, tuvimos mucho tiempo "libre" para poder recorrerla a nuestro antojo.... volvería.
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