Andar por las rutas de Noruega fue fascinante, y más que una "ida hacia" fue un paseo en si mismo... En algunos tramos fueron un poco agónicas, ya que las curvas eran prácticamente de 180 grados, por el costado de la montaña y con el ancho de un puente angosto, donde en muchas partes directamente no pasaban 2 vehículos a la vez y la única opción era retroceder hasta que uno de los dos pudiera pasar. Muchas curvas, muchos repechos, montañas a los costados, los oídos se te tapaban y destapaban continuamente, pero de repente, al costado del camino aparecía una cascada imponente, un pueblito, en un claro, como dibujado, o un lago transparente en donde se reflejaba la montaña sin saber donde empezaba una cosa y donde terminaba la otra. Pasamos por innumerables túneles que atravesaban las montañas, algunos de más de 10 kilómetros, algunos incluso eran túneles compuestos, es decir todo un sistema conectado de túneles por debajo de la montaña!!!
La carretera estaba llena de unos chirimbolos que significaban "atracción turística" y generalmente en ese punto había una parada (un P) donde podías parar, aparcar el auto y sentarte a contemplar la vista.
En Noruega acampamos literalmente en cualquier lado. Por ley,en este país, está permitido acampar en cualquier lugar, respetando siempre los campos cosechados y una distancia mínima con las casas....y bueno, nosotros acatamos la ley. Fue así que acampamos en varios descampados, con el auto al lado y prontos pa salir rajando si algún vecino se sentía "invadido".
El clima nos complicó un poco la vida, sobre todo el día que subimos a una de las atracciones más conocidas de Noruega, conocida como el púlpito (Preikestolen), una roca plana a más de 600 metros de altura. Amaneció nublado y con niebla pero si queríamos cumplir con el itinerario debíamos subir ese día. La subida es bastante cansadora y algunos tramos son dificiles, sobre todo si el piso esta resbaloso, como lo estaba ese día. Eso no impidió que cientos de personas, al igual que nosotros, subieran ese día. Asomarse al borde de la roca genera vértigo en si, y eso que no se podía ver con claridad que había abajo.
Vimos mucho loco, sobre todo en Oslo, vaya uno a saber porque. Será que a la gente que tiene la vida resuelta le da por enloquecer?Cuando llegamos a Noruega nos topamos con las huellas del atentado de Oslo. En cada ciudad que visitamos había velas, flores y cartas en las plazas y otros lugares públicos. La conmoción de la gente era muy fuerte, y eso que ya habían pasado 2 semanas desde que ocurrió el atentado. Los diarios seguían poniendo fotos de las víctimas y del que llevó a cabo el atentado.En Oslo, caminando por las calles, de pura casualidad, pasamos a pocos metros del lugar donde explotó la bomba. Todo estaba cercado en torno a los edificios afectados y se estaba celebrando un concierto público en conmemoración de las víctimas.
Oslo resultó ser carísima, tanto para comer como para moverse o dejar el auto. Por ejemplo un ómnibus que llevaba desde el camping al centro de la ciudad salía 70 coronas (o sea, más de 8 euros).
Dinamarca y el sur de Suecia son más parecidas entre sí y el relieve es mucho más plano, y más parecido a Uruguay que lo que fue Noruega.Asimismo las ciudades, Suecia y Copenaghue nos resultaron bastante parecidas, en cuanto a sus casas y edificios. Despúes y aprendiendo un poco de historia, supimos que antiguamente tanto los territorios Noruegos,como gran parte de Suecia habían pertenecido a dinamarca; de ahí en parte la similitud en las construcciones y en la forma de las ciudades.
De las tres capitales escandinavas la que más me gustó fue Copenaghue, una ciudad super moderna, limpia y con una oferta cultural bastante interesante. Entre los lugares que visitamos, está el barrio Hippie de Christiania, una zona que empezó a ser ocupada en los años 60 y que hasta hace poco no pagaban ni alquileres ni servicios ni impuestos. Es una especie de "barrio autónomo" todo grafiteado y reciclado, desde las casas, hasta los juegos de la plaza, donde vive gente de todas las nacionalidades, y venden en puestitos de feria, desde artesanías hasta marihuana y todos sus implementos. Es como salir del Siglo XXI y meterse a otro mundo, que vive a otro ritmo y con otra escencia.
La ciudad está muy en la movida ecológica, está plagado de tiendas naturistas, promueve el uso de las bicicletas, incentivado a su vez por el costo de los parkings y del transporte público.
En cuanto a los daneses me parecieron simpáticos, mucho más que los noruegos y los suecos, que son muy correctos y educados, pero por lo menos a título personal, mucho más fríos.
Una cosa que nos llamó la atención de los 3 países fue lo tarde que oscurece, y eso sumado a que ellos cambian la hora en verano, eso hacía que todavía estuviera claro a eso de las 11 de la noche.Además las noches no son demasiado oscuras, es como si nunca terminara de oscurecer...parece que es por el tema de la latitud, son países que están muy al norte y por eso los días de verano son muy largos y los invernales muy cortos.
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